Los linfocitos B son fundamentales en la respuesta inmune específica. En este proceso, los linfocitos B controlan la respuesta de defensa del cuerpo basada en anticuerpos.

A través de inmunoglobulinas (Ig) en la superficie celular, los linfocitos B pueden reconocer antígenos específicos. Estos antígenos son proteínas extrañas para el cuerpo humano.

Además de las inmunoglobulinas, los linfocitos B tienen otros marcadores en la superficie de la membrana celular que se utilizan para identificar subtipos de células B (diferenciación de linfocitos). Los marcadores de superficie de los linfocitos más comunes son CD19, CD20 y CD21.

Las CD19, como miembro 95 kDa de la superfamilia de inmunoglobulinas que se expresa exclusivamente en los linfocitos B, se clasifican como una proteína transmembrana de tipo I, con un solo dominio transmembrana con un extremo C citoplasmático y un extremo N extracelular. Las CD19 son un co-receptor crítico para la transducción de señales del receptor de antígeno de células B (BCR).
La densidad de la superficie de las CD19 se va regulando a lo largo del desarrollo y la maduración de las células B hasta la pérdida de expresión durante la diferenciación de las células plasmáticas terminales. La expresión de CD19 en las células B maduras es 3 veces mayor que la que se encuentra en las células B inmaduras, con una expresión ligeramente mayor en las células B1 que en las células B2 (B convencionales).

Las células B (linfocitos CD19) son un subgrupo de linfocitos y se pueden medir cuantitativamente en la sangre en una tipificación de leucocitos (determinación del estado inmunitario). Las células B cumplen su función en el marco del llamado sistema inmunitario humoral (producción de anticuerpos).

La importancia del marcador CD19 es que permite el análisis de los linfocitos B, que son los responsables de las respuestas inmunes humorales.

El CD19 es uno de los biomarcadores de superficie más fiable de los linfocitos B; tiene un papel importante en la expansión y en la función normal del conjunto de células B periféricas. Contribuye a mantener el equilibrio entre la respuesta humoral inducida por antígenos y la inducción de tolerancia inmunitaria, ya que incluso pequeñas modulaciones en la expresión de CD19 pueden afectar a los umbrales de señalización de las células B y afectar drásticamente a la sensibilidad y especificidad de la inmunidad mediada por células B.